Miles de toneladas de mandarinas y naranjas podrían dejarse sin cosechar por el retraso que lleva el mercado esta temporada y el pésimo comportamiento de la demanda, la huelga del transporte y, finalmente, uno de los meses de marzo más lluviosos que se recuerdan. Esta situación está llevando a que desabastecimiento de cítricos en estos momentos. También se espera que haya una gran cantidad de fruta afectada por el exceso de humedad.
La huelga que se convocó la semana pasada en parte del sector del transporte y cuya conflictividad por la acción de sus piquetes provocó serios incidentes en las carreteras, ha estado causando serios retrasos en la llegada de los camiones con cítricos procedentes de Andalucía y Murcia a los centros de confección fundamentalmente ubicados en la Comunidad Valenciana, desde donde se manipula y comercializa el 70% de la producción nacional y donde lleva lloviendo de forma intermitente desde hace unas dos semanas.
“Lleva dos semanas lloviendo intermitentemente y es imposible salir a recolectar los campos, mientras que en estos dos últimos días parece que ha llovido lo que no ha caído durante todo el año”, cuenta José Ramón Mechó, gerente de Agribur, empresa productora y comercializadora de cítricos con sede en La Vall d’Uixó, Castellón, una de las provincias en las que más está lloviendo y en la que más clementinas y mandarinas se concentran. “Las cámaras de las centrales de manipulación están vacías y también resulta imposible planificar los volúmenes para alargar la campaña hasta finales de abril. Hay fincas más afectadas que otras, pero seguramente habrá mermas importantes”, añade.
“En nuestras plantaciones hemos recogido ya 350 litros por metro cuadrado en lo que llevamos de marzo, y las previsiones continúan anunciando más lluvias para los próximos diez días”, manifiesta Juan Bautista Juan, director comercial de Frutas Tono, en Tavernes de la Valldigna, Valencia. “La semana pasada tampoco pudimos recolectar en Valencia y si bien era posible cosechar en Andalucía, la huelga impidió que gran parte la fruta llegara a las centrales valencianas. El resultado es una rotura de stocks y desabastecimiento en los mercados, en los que es imposible satisfacer todos los pedidos”.
Todavía es pronto para saber los efectos que tendrán las precipitaciones en la calidad. “Habrá mucha fruta que se perderá y mucha de la que se salvará podría dar sorpresas en su llegada a los mercados”, avisa Juan Bautista. “Por eso, lo recomendable sería que, una vez acaben las lluvias no se recolecte inmediatamente y se evalúe primero el estado de la fruta. Aunque me temo que esto no ocurrirá, teniendo en cuenta lo que está presionando la demanda ahora que no hay apenas fruta recolectada y las pérdidas que acumulan las malas cotizaciones de este año”.
Las cotizaciones de las naranjas son dramáticamente bajas este año desde que iniciaron las primeras Navelinas. Las variedades de mandarina de segunda campaña también empezaron cotizando más bajo respecto a los años precedentes, sufriendo una caída todavía más drástica a partir de febrero, debido a una bajada de la demanda y a una oferta históricamente alta, con abundancia de calibres bajos.
“Muchas fincas de naranja se han dejado de cosechar por las condiciones de mercado y tampoco se cosecharán por la influencia de las lluvias. Las pérdidas económicas para los agricultores este año son enormes, así como también para la comercialización. Se han encarecido tanto los insumos para cultivar, los materiales de envasado y el combustible que es insostenible producir. La situación es grave. Seguramente, muchos agricultores van a abandonar sus campos el año que viene y muchos de los que intenten permanecer no podrán invertir lo suficiente para ofrecer los mismos estándares de calidad”, indica el director comercial de Frutas Tono.
